Fue maestro de oración, pedagogo de la vida cristiana y de las relaciones entre la fe y la ciencia, convencido de que los cristianos debían aportar valores y compromisos substanciales para la construcción de un mundo más justo y solidario. Culminó su existencia con la corona del martirio (...)
Los nuevos santos tienen rostros muy concretos y su historia es bien conocida.¿Cuál es su mensaje?. Sus obras, que admiramos y por las que damos gracias a Dios, no se deben a sus fuerzas o a la sabiduria humana, sino a la acción misteriosa del Espíritu Santo, que ha suscitado en ellos una adhesión inquebrantable a Cristo crucificado y resucitado y el propósito de imitarlo."
Domingo 4 de mayo de 2003, durante la ceremonia de Canonización