El sacerdote y mártir Pedro Poveda Castroverde, fundador de la Institución Teresiana, recibió la gracia singular de inspirar toda su vida espiritual y toda su existencia, hasta la muerte, en el misterio de la Encarnación del Verbo, que culmina en la Cruz. La Cruz fue para Pedro un constante estímulo a la santidad y la clave de su configuración con Cristo, que perfeccionó completamente en sí mismo hasta dar la vida por Él.
El Beato Pedro Poveda Castroverde nació en la ciudad de Linares, cerca de Jaén, el día 3 del mes de diciembre del año 1874. Fue formado por sus padres en la educación cristiana, abierta también a otros aspectos de la cultura humana. Ya desde su adolescencia sentía atracción hacia el sacerdocio. Ingresó en el Seminario de la diócesis de Guadix, en la cual, el año 1897, recibió el sagrado orden del presbiterio. Desempeñó muchas tareas eclesiásticas , y desde el año 1902 trabajó activamente para promover la sociedad según las costumbres humanas y cristianas, sobre todo entre la población marginada que habitaba en las cuevas cercanas a la ciudad de Guadix; construyó escuelas para los niños y talleres para los adultos. Mirando a Jesucristo como “fundamento de la educación y base de todo progreso moral y material”, instaló el Santísimo Sacramento en la ermita-cueva de “Nuestra Señor de Gracia” y restableció el culto. En este lugar recibió la vocación a este género de apostolado.
Nombrado en el año 1906 canónigo de la Basílica de Santa María “de Covadonga”, se ocupó de la formación cristiana de los peregrinos, dedicando tiempo infatigable a al oración y al apostolado. Se preocupó por la educación social y por la necesidad de la fe y de la ciencia. Publicó numerosos artículos y folletos en los que propagó una nueva imagen de los fieles laicos, y fundó Academias y Centros Pedagógicos, poniendo los cimientos de la Institución Teresiana, la cual el año 1917 obtuvo aprobación eclesiástica diocesana en la ciudad de Jaén como Pía Unión de Fieles. Mientras Pedro residía ya en Madrid, el año 1924, la Pía Unión fue aprobada por un Breve Apostólico del Papa Pío XI. Nuestro Predecesor, de reciente memoria. Esta asociación de fieles, siguiendo ejemplo de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, proponía a sus miembros, sobre todo a través de la educación y de la actividad cultural, el estilo de vida que los cristianos llevaban en la Iglesia de los orígenes.
Sacerdote prudente y audaz, abierto al diálogo, adornado de sólidas virtudes y de heroica caridad, alimentó la fe de muchos con óptimos consejos espirituales, promovió obras y colaboró diligentemente con la Acción Católica y con diversas instituciones. Maestro de educación y de oración, pedagogo de la vida cristiana y las relaciones entre la fe y la ciencia, trabajó estudiosamente a favor de la justicia social y de la solidaridad humana.
Durante la persecución religiosa en España, en la mañana del 28 de julio del año 1936, mientras era conducido al martirio a causa de la fe, pronunció estas palabras: “Soy sacerdote de Cristo”; enseguida cayó mártir.
El año 1955 se instruyó su causa de Canonización en Madrid. El día 21 de diciembre de 1992 fue promulgado el Decreto sobre el martirio y sobre las virtudes. Realizado diligentemente cuanto corresponde por derecho, Nos, el día 10 del mes de Octubre del año 1993 con un rito solemne declaramos Beato a Pedro Poveda Castroverde junto al sepulcro del Apóstol Pedro. El día 22 de Enero del año 2003 promulgamos el Decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del mismo Beato. Oídos los pareceres favorables de los Padre Cardenales y Obispos, en el Consistorio celebrado el día 7 del mes de Marzo de ese mismo año, establecimos que el rito de la canonización, dada la ocasión de nuestra Visita Pastoral, tuviera lugar en Madrid el día 4 del mes de Mayo del año 2003.
Así pues, hoy, delante de la multitud del pueblo de Dios y de muchos Pastores de la Iglesia, Nos complació proclamar la siguiente fórmula de canonización:
“En honor de la Santísima Trinidad, para exaltación de la fe católica y crecimiento de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro Y Pablo y la Nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocando muchas veces la ayuda divina y oído el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos Santos a los Beatos Pedro Poveda, José María Rubio, Genovesa Torres, Ángeles de la Cruz y María Maravillas de Jesús y los inscribimos en el Catálogo de los Santos y establecimos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los Santos. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Concluida a oración acostumbrada, hemos venerado a este varón excepcional y, admirando su heroica laboriosidad y sus maravillosos ejemplos de fe, hemos invocado su patrocinio en ayuda de toda la Iglesia.
Cuanto hemos decretado, queremos que sea válido ahora y en el futuro, no obstante cualquier cosa en contrario.
Dado en Madrid, el día cuarto del mes de Mayo, año 2003, vigésimo quinto de Nuestro Pontificado.
Yo, Juan Pablo
Obispo de la Iglesia Católica
Marcelo Rosetti, Protonotario Apostólico